L'Atzúbia Forna
El castillo de Forna, pueblo situado a 240 metros sobre el nivel del mar, es una pedanía que forma municipio junto a L'Atzúbia desde principios del siglo XX (1911) y que cuenta con menos de 100 habitantes. La edificación es un palacio señorial fortificado de estilo gótico civil valenciano, con forma de castillo, datado del siglo XV.
Está situado controlando el pequeño valle fértil cerrado entre la estribación de la sierra del Almirant, la entrada a La Vall de Gallinera y L'Atzúbia, quedando completamente abierta al mar por el este. El reducido valle de Forna se ubica en el lugar de entre la comarca de la Safor (en la población de Oliva) y las valles interiores de la Marina, de camino hacia Alcoi por La Vall de Gallinera. Esto, junto al microclima fértil y suave por la incidencia del mar y el buen acceso desde este, favoreció que, a pesar de su reducción territorial, aconteciera un punto muy estratégico e interesante a nivel productivo y político en tiempo de la creación del nuevo reino cristiano.
La primera noticia cristiana de Forna la tenemos de la mano de Jaime I, quien funda la baronía de Forna para entregarle la correspondiente administración, en 1282, al capitán de ballesteros Bernat de Guillem (que luchó contra las revueltas de al-Azraq).
Con los años y la llegada a Forna de la familia Cruïlla, se construirá un palacio señorial pensado para pasar estancias largas y vacaciones. Un palacio de estilo gótico civil valenciano, propio de los dos últimos tercios del siglo XV. Los Cruïlla eran una familia noble acomodada de la ciudad de Valencia.
El castillo se organiza alrededor de un patio central y está protegido por cuatro torres en los extremos. Algunos autores apuntan a una torre primigenia de época almohade (fin s. XII – inicio s. XIII). Cómo podemos observar, se trata de una construcción de planta cuadrangular a dos alturas que se conforma alrededor de este patio central. En la planta baja, se concentran los aposentos comunales (cuadras, cocina, prisión, cuerpo de guardia y prensa de aceite), mientras que la planta alta es la planta noble o planta privada de los señores.
El gran tesoro del castillo-palacio de Forna son sus grafitos, algunos de ellos esgrafiados, otros pintados y tan variados que nos permitirán encontrar marcas constructivas o del maestro de obras; otros son decorativos en forma de cenefas u otros navales y legendarios, con dragones, torneos medievales o diferentes tipos de embarcaciones.
*Actualmente, el castillo solo se puede ver por fuera por rehabilitación y restauración interna.