La ermita de Sant Josep se encuentra al inicio del paseo Cervantes, en la esquina en la cual confluyen este paseo y las calles Sant Josep y Pla de la Font. Está en la parte sur del casco urbano de Pego, en los alrededores de los terrenos del campo de fútbol.
La zona donde se encuentra era un antiguo arrabal morisco conocido como Atzeneta o Atzaneta. Hacia la época de la construcción de la ermita, que se concluyó en 1677, el crecimiento urbano de la villa ya estaba integrando este arrabal en su casco urbano, del cual pronto acabaría formando parte.
El edificio que hoy conocemos, sin embargo, se corresponde con una profunda reforma llevada a cabo en los primeros años del siglo XX. Desde principios del presente siglo, el templo se ha beneficiado de varias intervenciones que han saneado sus elementos, se le ha dotado de dependencias anexas y se han descubierto pinturas originales ocultas sobre posteriores enlucidos.
Se trata de un edificio de planta rectangular muy alargada con cubierta de tejas a dos aguas. Está adosado por el fondo y el lateral izquierdo a viviendas particulares, mientras que el lado derecho, en el cual se abren ventanas altas, recae en el paseo Cervantes. La fachada, en cuya esquina tiene anexa una pequeña dependencia, está precedida por una especie de terraza delimitada por un murete. Esta fachada es cuadrangular, posee zócalo de piedra y queda dividida en dos mitades por una imposta horizontal que la recorre íntegramente. Sobre ella, hay un retablo cerámico con una imagen de san José con el Niño e, inmediatamente por encima, se abre un arco de medio punto y una ventana que ilumina el coro. La amplia espadaña alberga una pequeña campana bautizada hacia el 1945 con el nombre de Nostra Senyora dels Desemparats. La puerta de acceso, con motivos alusivos al santo titular, se enmarca en portada lisa de piedra con arco escarzano.
En el interior, los espacios que quedan entre los contrafuertes delimitan capillas laterales comunicadas entre sí. Posee un coro en los pies y presbiterio elevado sobre graderío con sendas dependencias laterales a manera de sacristía. Este presbiterio queda anunciado por un arco de medio punto con imágenes posiblemente contemporáneas de la fundación de la ermita y que una restauración reciente ha sacado a la luz después de permanecer cubiertas durante más de un siglo. Otras pinturas decoran el altar, presidido por imagen de san José con el Niño en brazos en la hornacina de un retablo neoclásico.
Esta ermita tiene servicio de misas habitual los festivos de todo el año. También alberga actas y celebraciones diversas durante las festividades falleras y la Semana Santa.