La Vall de Laguar
El embalse de Isbert se proyectó a finales del siglo XIX como una solución al regadío de la plana de la Rectoria y Dénia, después de la crisis de la pasa motivada por la filoxera. El plan, que en sus orígenes fue de iniciativa popular, tuvo una buena acogida por parte de los financieros privados, constituyéndose la Comunidad de Regantes del Pantà d’Isbert para el riego de 10.000 hectáreas. Este plan, paralizado hasta 1928, se retomó en ese mismo año con el inicio de la primera fase de las obras del reservorio, que en 1931 concluía con una presa de 27 metros de altura.
Después de la Guerra Civil Española, y acogiéndose al plan de ayudas y subvenciones, un nuevo proyecto elevaba la presa, en una segunda fase, hasta los 60 metros, lo cual permitía que el vaso pudiera depositar 8 hm³ de agua. Finalizado el proyecto, en 1944 se llenó el pantano hasta los 27 metros de la presa preexistente, pero en veinte días se vació completamente a consecuencia de las filtraciones que había en sus paredes y lecho.
Aunque hubo nuevos proyectos de impermeabilización, no se llevaron nunca a cabo; sin embargo, el papel que ejerce la presa no es despreciable, puesto que la retención de las aguas posibilita la recarga del acuífero del Migdia.
Cuando el río sale del embalse origina una laguna, el Toll Blau, que mantiene el agua todo el año y está rodeada de frondosa vegetación. Posteriormente, entra en la plana de Tormos, Orba y la Rectoria, donde se ensancha el lecho y recibe las aguas del barranco de la Bolata y de la Cava, que son aprovechadas para el regadío.