Pequeña cala virgen de grava en la vertiente norte del cabo Prim o de Sant Martí. El acceso en esta playa se realiza a pie desde el mirador de la Creu del Portitxol, a través de una senda que discurre junto a una natura original e intacta. Antiguamente, era el mejor lugar para los sardinales, redes finas que se calaban dos veces al día, en la salida y puesta del sol, de aquí el origen de su nombre.
La cala está formada por grava y cantos rodados. Su longitud es de 200 metros aproximadamente y su nivel de ocupación es bajo, está enclavada en medio de la naturaleza y con una perspectiva de la bahía maravillosa. Desde esta pequeña playa se puede observar la bahía de Jávea, el Montgó y el cabo de Sant Antoni.
Esta cala no cuenta con ningún tipo de servicio, de manera que tampoco tiene vigilancia o salvamento marítimo, aunque sí que es atendida por la Cruz Roja durante los meses de verano.
Una de las cosas que la hace especial, ante la falta de servicios, es que se puede disfrutar de sus aguas cristalinas y sus fondos marinos a través del buceo. Se puede practicar la inmersión ligera, y disfrutar de las maravillas submarinas de los acantilados.
Para el baño o tomar el sol, al ser una cala de grava, se recomienda llevar calzado adecuado o esterilla para tumbarse.
Para estacionar el vehículo e iniciar la ruta senderista de acceso a la cala, no muy extensa, se puede hacer en el mirador de la Creu del Portitxol. Sin embargo, no hay problema para aparcar, puesto que no acostumbra a estar llena de gente.(1)
(1) Blasco.V. (2020). Cala de la Barraca o Portitxol: vistes, particularitats i fotos. Xabia.com. https://www.javea.com/cala-de-la-barraca/