La capilla del Ecce Homo, símbolo arquitectónico de Pego, se encuentra en el corazón del casco urbano. En el solar que ocupa este templo estaba el antiguo hospital medieval, la capilla de la cual conservaba la imagen del Ecce Homo, de arraigada devoción, que ya aparece documentada en 1667. Esta capilla es la sede de la Cofradía de la Purísima Sangre, que después se denominó del Santísimo Ecce Homo.
En 1757 se derribó el edificio del hospital y se inició la construcción para venerar las imágenes que allí se conservaban. Bajo la dirección del prestigioso arquitecto Francisco Cabezas, de la orden franciscana, se colocó la primera piedra el 1 de noviembre de 1759, financiada con aportaciones de los vecinos. Se bendijo la capilla del Ecce Homo el 29 de diciembre de 1776 y se trasladó allí su imagen, pero los trabajos de decoración continuaron durante una década más.
Una de las reformas y rehabilitaciones más importantes fue a mitad siglo XIX con el alzamiento del campanario y la sacristía. Muy dañado durante la Guerra Civil, se restauró según un programa que se prolongó hasta 1956.
Es un edificio de sólido y macizo aspecto construido a base de masonería dejada a la vista con cubierta de tejas. De ella se eleva con fábrica de ladrillo pintado de rojo la espléndida cúpula sobre tambor octogonal y el campanario de planta triangular que apenas la sobrepasa en altura. Este se levanta en la esquina izquierda y su poco ortodoxo aspecto hace pensar en la posibilidad que se proyectara otra torre gemela que finalmente no se llevó a cabo. Su campana, en 1944, fue un obsequio del gobernador civil de la provincia de aquellos tiempos.
La elegante portada de piedra enmarca la puerta rectangular entre pilastras y un entablamento con adornos de jarrones en el cual se lee A 1 DE NOVE. DE 1759 y Restaurada en el año 1956. Por encima, se abre un nicho con tímpano en arco de medio punto que acoge una pétrea imagen del Ecce Homo.
Traspasado un vestíbulo, el interior es de planta octogonal con capillas poco profundas en sus lados excepto en el acceso y en el camarín, capillas en las cuales se conservan los diferentes pasos de la Semana Santa. Por arriba, se abren sendas tribunas balconadas con barandillas de hierro que forman en este nivel superior una especie de ambulatorio. La decoración es suntuosa y solemne con abundancia de dorados, rocallas y alegorías de la Pasión. Sobre la planta centralizada se eleva hasta los 21,5 metros de altura la cúpula, que mide 12 metros de diámetro, cuyos lunetos están decorados con medallones que enmarcan pinturas contemporáneas de la construcción del templo.
En el altar mayor se venera la imagen del Ecce Homo, talla de gran mérito de autor desconocido de los siglos XVI-XVII. A sus pies se conserva, en una hornacina, un relicario que contiene, según la tradición, un fragmento de la Vera Cruz. El resto de la imaginería es obra posterior a 1940, puesto que el valioso patrimonio que aquí se conservaba se perdió durante la Guerra Civil.
Existe una tradición que asegura que la imagen del Ecce Homo fue tallada por dos ángeles que aparecieron como peregrinos en el hospital y allí la depositaron milagrosamente.
Las fiestas patronales de Pego, que incluyen sus famosos Moros y Cristianos, tienen lugar a finales de junio, y, en el terreno religioso, su día grande es el miércoles siguiente al último domingo de este mes, día dedicado a honrar al Ecce Homo. Ya en la víspera, la imagen se traslada a la iglesia parroquial y se exhibe para que pueda ser venerada por los pegolinos, mientras que el día siguiente se oficia misa solemne y se celebra procesión por las calles del pueblo devolviendo la imagen a su capilla y culminando con un gran espectáculo pirotécnico. Estos festejos se remontan al menos al siglo XVIII y están relacionados con los de la Sang de Crist tradicionales.
También durante la Semana Santa, este templo es un importante centro devocional, porque desde él parten las cofradías que participan en sus procesiones, las de más antigua tradición en la comarca.