La ermita que Murla dedica a san Sebastián se encuentra sobre la vertiente de la montaña conocida como Cavall Verd, inmediatamente al norte de la población. Existe una senda para llegar hasta ella a pie, pero también puede hacerse en vehículo por una pista que arranca del camino que une Murla con los municipios de Fleix y Campell de La Vall de Laguar.
Disfruta de un atractivo entorno natural típicamente mediterráneo con abundante pinar y matorral. A su alrededor se ha acondicionado una especie de mirador con bancos hasta el cual llegan las últimas estaciones del calvario y desde donde se disfruta de excelentes vistas.
Aparece documentada por primera vez a finales del siglo XVI, aunque muy posiblemente es más antigua. Algunas fuentes sugieren que su origen pudiera remontarse al de las llamadas ermitas de conquista, habiendo sido muy modificada con posterioridad. Su advocación a san Sebastián, protector contra la peste, podría datarse en el siglo XIV, cuando esta plaga asoló nuestras tierras.
La ermita fue tomada por los moriscos sublevados durante la rebelión de 1609 que siguió a su decreto de expulsión y sufrió graves desperfectos, siendo reconstruida posteriormente dándole entonces su aspecto actual. En época moderna, este templo fue rehabilitado entre 1994 y 1995 con trabajos, materiales y fondos aportados por voluntarios. A pesar de lo apartado de su emplazamiento, continúa conservando un buen y cuidado aspecto.
Construida a base de masonería con refuerzos de contrafuertes laterales y cubierta de tejas a dos aguas, muestra un rústico aspecto muy adecuado al entorno donde se encuentra. Se levanta sobre una plataforma que salva el desnivel del terreno montañoso. La fachada tiene pedriscos corridos a ambos lados de la puerta planchada y enmarcada en arco de ladrillos ligeramente apuntados. A su lado hay un retablo cerámico con el nombre de la ermita. Remata el hastial la espadaña que fue añadida en la última restauración. La campana que acoge procede de la iglesia de los Sants Joans de Valencia, que la dio para este fin a la parroquia de Sant Miquel de Murla.
Su única nave se cubre con bóveda de cañón con dos arcos fajones que la dividen en tres tramos, cada uno de ellos con una especie de abertura lateral de poca profundidad ocupada por bancos. En el lado de la epístola posee un pequeño púlpito redondeado con decoración vegetal adosado al paramento sacerdotal. Un retablo gótico ocupa prácticamente toda la pared del testero con el lugar de honor reservado para la imagen de san Sebastián, flanqueado por otros dos santos protectores contra las epidemias: san Roque a la izquierda y san Antonio Abad a la derecha.
Murla celebra su festividad el sábado más próximo al 20 de enero. Este día, después de la tradicional despertà, se acude en romería a la ermita donde se oficia misa y después se disfruta de una comida campesina en la explanada de la capilla. Más tarde, se baja la imagen del santo a la población donde es paseada por las calles, culminando la jornada festiva con cena y verbena.