El centro de la población de aire medieval se conserva con los restos de la muralla de la primitiva villa de creación cristiana de finales del siglo XIII. Allí se pueden recorrer las estrechas calles de trazado ortogonal que un día estuvieron rodeadas de murallas, y se observará también una de las tres entradas a la villa medieval, el llamado Portal de Sala, la única puerta que queda en pie. Finalmente, nos podremos deleitar con los lienzos de muralla dentro del parcelario de las casas, como el del patio de la Casa de la Cultura, el de la esquina de la calle Sant Lluís con Mestre Blasco y el que encontramos en la tienda de juguetes La Muralla.
En el interior del casco antiguo se sitúan también los edificios arquitectónicos más representativos del patrimonio pegolino. Se puede empezar la visita por la iglesia de la Assumpció, de finales del siglo XVI. Dentro del edificio el visitante podrá contemplar maravillosas obras de arte como el retablo gótico de Antoni Peris dedicado a la Virgen de la Esperanza, el icono de la doble verónica atribuida a Jacomart, la talla de Cristo del siglo XVI de Damià Forment y las pinturas del altar mayor de Rafael Cardells, entre otras muchas cosas. El recorrido podría seguir con la visita a la capilla del Ecce-Homo (1759), asentada sobre el antiguo hospital de Pobres. La capilla es obra de Francisco Cabezas y dicen que es una anticipación a su obra mayor de San Francisco el Grande de Madrid. Destaca por su audacia arquitectónica con una cúpula octogonal ornamentada con tejas azules.
Dentro del casco histórico y junto al Portal de Sala se encuentra la Casa de Cultura. Este centro cultural se enmarca en la rehabilitación de un edificio solariego del siglo XVIII que fue de la rica familia de los Sala. Y por último, elayuntamiento de Pego, instalado en un edificio señorial construido en 1857. Presenta la singularidad de poseer en los bajos unos curiosos porches con un corredor que da servicio a la pequeña plaza de los Porxins.