La Vall d’Alcalà
En el siglo XIII la alquería pertenecía al caudillo musulmán al-Azraq, señor de Alcalà y de un extenso territorio. A partir de 1245, con la conquista cristiana, el vasallaje de al-Azraq al rey Jaime I, y como consecuencia del Tratado del Pouet, el dirigente andalusí se quedó por tres años la mitad de las rentas de La Queirola.
Antes de 1609, año de la expulsión de los moriscos, la alquería tenía 13 familias, pero después quedó despoblada. En los siglos XVIII y XIX se intentó ocupar de nuevo, pero gran parte de las casas se convirtieron en corrales para el rebaño.
Se encuentran restos de dos complejos arquitectónicos localizados en una superficie de menos de una hectárea. El mayor se sitúa en el oeste y en él se pueden distinguir al menos cuatro cuerpos de fábrica, correspondientes a otras tantas unidades domésticas, organizados mediante crujías paralelas. Se trata, pues, de una distribución del espacio construido característica de la arquitectura rural valenciana de los siglos XVIII y XIX, muy diferente de las formas de organización propias de la arquitectura doméstica musulmana y morisca.
Tanto el plano como las técnicas constructivas empleadas indican claramente que las edificaciones visibles corresponden, en lo esencial, a obras del siglo XVIII que aprovecharon selectivamente algunos muros o fragmentos de muro de la antigua alquería morisca, fácilmente distinguibles por su fábrica de masonería a hiladas y la colocación oblicua de los cantos.
El complejo situado al este ha sido habilitado como vivienda.