L'Atzúbia Forna
Forna ha sabido preservar su patrimonio arquitectónico y cultural para mantener todo el encanto de una auténtica alquería morisca.
Comenzamos la ruta desde el parking, donde nos dan la bienvenida unas muelas cónicas que pertenecían a una de las cuatro almazaras de aceite que había antiguamente, como la que nos encontramos a continuación: la casa de la Roda. Se llama así porque aquí vivía el maestro de los carros, como se ve en el detalle de las ventanas.
Bajando por la derecha por unas escaleras, llegamos a la plaza de la Quintana. Seguidamente, a nuestra izquierda, se encuentra Casa Ángel, que era la taberna. Justo delante de nosotros está la casa de Vacances de los sacerdotes y monjas en los siglos XIX y XX. Seguimos por la calle de la Quintana, y podremos observar la casa Vida (donde vivía la matrona) y el edificio anexo a la iglesia, que era el ayuntamiento y cárcel del pueblo.
En la plaza destaca la iglesia de Sant Bernat Abat, del siglo XVI, que, en tiempos de guerra, fue mercado de verduras y escuela. A la derecha está la casa de la Baronia, que antiguamente cumplía la función de casa del señor feudal. A la izquierda, la parroquia, que se edificó sobre la fuente, cubriéndola con una bóveda, y que tiene más de dos siglos de antigüedad.
Bajando por la plaza llegamos al lavadero, que, como curiosidad, se encuentra dentro de la población, aunque normalmente se situaban fuera del pueblo.
Seguimos por la izquierda, pasando el centro médico, y llegamos a la calle Perera, de gran belleza y encanto por ser empedrado y con flores. Una vez arriba, podemos admirar su castillo medieval del siglo XIII, que se alza en lo alto de la loma. Regresamos por la misma calle hasta la plaza para llegar al parking.