La Vall de Gallinera
Así describía Joan Pellicer la Foradà en su libro Meravelles de Diània: “Talaia de llum, arc tibant i ben traçat per l’atzar, ull fitant la mar, portal obert als solixents, les llunes i les brises marineres, la penya Foradada, grotesca, bella i gaudiniana…”; (“Atalaya de luz, arco tenso y muy trazado por el azar, ojo al lado del mar, portal de los amaneceres, lunas y brisas marineras, la penya Foradà, grotesca, bella y gaudiniana…”).
Las vistas que desde aquí arriba se pueden abarcar, si van acompañadas de un día claro, son excepcionales: hacia poniente, toda la crestería de la sierra que recibe el nombre del forat (Penya Foradà), con el castell de Benissili, els Llombos y el Xarpolar, y al fondo la Almudaina y Mariola; hacia levante, la continuación de la cresta hasta la cima de l’Almiserà, con el castell de Gallinera a los pies, y el mar de trasfondo; hacia tramontana podemos ver la solana de la Safor, la serra de l’Almirant con sus ramificaciones finales de las sierras de les Fontanelles y Mostalla; hacia el noroeste, hasta el Benicadell, la serra de la Cuta i el Morquí, y hacia el viento del sur la Vall d’Alcalà, con las extensas montañas detrás, conectando con la serra de la Carrasca de la Vall d’Ebo y con la Serrella por detrás.